Hoy teníamos previsto presentaros una parte de la memoria de las actividades de 2017, concretamente la del Día contra la violencia de género en diferentes ayuntamientos, bajo el lema “Las sombras de la violencia” y resulta que la sombra es bien alargada, por eso lo hemos dejado para otro día.
Reconocemos que en las charlas previas a este texto y a otras actividades alrededor del 25 de noviembre, Día internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer, surgía en nosotras una cierta fatiga. Repetir otra vez que las mujeres hemos de ser tratadas con respeto tendría que ser una obviedad pero no lo es tanto, desgraciadamente.
Normalmente cuando hablamos de violencia de género tendemos a hablar del perfil del maltratador, de cómo las víctimas pueden pedir ayuda y de los síntomas que muestran las personas que potencialmente pueden llegar a agredir o a ser agredidas, de cómo o qué cosas podemos hacer para que nuestra sociedad sane en esta área.
El 25 de noviembre se celebra el Día internacional contra la violencia de género. Una lacra que, desgraciadamente, a las fechas en las que nos encontramos sigue siendo una realidad palpable en nuestra sociedad.
